.Coldplay. Fix You (Te confortaré)  

 

«no era necesario que el Mesías padeciera y entrara así en su gloria?»

 
  

 
 
 
 
 
 
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles

El día de Pentecostés Pedro, poniéndose en pie junto a los Once, levantó su voz y con toda solemnidad declaró:
«Judíos y vecinos todos de Jerusalén, enteraos bien y escuchad atentamente mis palabras. A Jesús el Nazareno, varón acreditado por Dios ante vosotros con los milagros, prodigios y signos que Dios realizó por medio de él, como vosotros mismos sabéis, a este, entregado conforme al plan que Dios tenía establecido y previsto, lo matasteis, clavándolo a una cruz por manos de hombres inicuos.
Pero Dios lo resucitó, librándolo de los dolores de la muerte, por cuanto no era posible que esta lo retuviera bajo su dominio, pues David dice, refiriéndose a él: “Veía siempre al Señor delante de mí, pues está a mi derecha para que no vacile. Por eso se me alegró el corazón, exultó mi lengua, y hasta mi carne descansará esperanzada. Porque no me abandonarás en el lugar de los muertos, ni dejarás que tu Santo experimente corrupción. Me has enseñado senderos de vida, me saciarás de gozo con tu rostro”.
Hermanos, permitidme hablaros con franqueza: el patriarca David murió y lo enterraron, y su sepulcro está entre nosotros hasta el día de hoy. Pero como era profeta y sabía que Dios “le había jurado con juramento sentar en su trono a un descendiente suyo”, previéndolo, habló de la resurrección del Mesías cuando dijo que “no lo abandonará en el lugar de los muertos” y que “su carne no experimentará corrupción”.
A este Jesús lo resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. Exaltado, pues, por la diestra de Dios y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, lo ha derramado. Esto es lo que estáis viendo y oyendo».

Hch 2,14.22b-33

Salmo Responsorial

R. Señor, me enseñarás el sendero de la vida.

Guárdame, Dios mío, pues me refugio en ti. 
Yo digo al Señor: «Tú eres mi Señor, 
mi bien sólo está en ti». 
Señor, tú eres mi copa y mi porción de herencia,
tú eres quien mi suerte garantiza.  R

Yo bendigo al Señor, que me aconseja, 
hasta de noche mi conciencia me advierte; 
tengo siempre al Señor en mi presencia,

o tengo a mi derecha y así nunca tropiezo. R 

Por eso se alegra mi corazón, 
se gozan mis entrañas, 
todo mi ser descansa bien seguro, 
pues tú no me entregarás a la muerte 
ni dejarás que tu amigo fiel baje a la tumba. R

Me enseñarás el camino de la vida, 
plenitud de gozo en tu presencia,
alegría perpetua a tu derecha. R

Sl 117,1-2.3-4.13-15.22-24 (R.: l)

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro
Queridos hermanos:
Puesto que podéis llamar Padre al que juzga imparcialmente según las obras de cada uno, comportaos con temor durante el tiempo de vuestra peregrinación, pues ya sabéis que fuisteis liberados de vuestra conducta inútil, heredada de vuestros padres, pero no con algo corruptible, con oro o plata, sino con una sangre preciosa, como la de un cordero sin defecto y sin mancha, Cristo, previsto ya antes de la creación del mundo y manifestado en los últimos tiempos por vosotros, que, por medio de él, creéis en Dios, que lo resucitó de entre los muertos y le dio gloria, de manera que vuestra fe y vuestra esperanza estén puestas en Dios.

1Pe 1,17-21

Lectura del santo Evangelio según San Lucas

Aquel mismo día (el primero de la semana), dos de los discípulos de Jesús iban caminando a una aldea llamada Emaús, distante de Jerusalén unos sesenta estados; iban conversando entre ellos de todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo.
Él les dijo: «¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?». Ellos se detuvieron con aire entristecido. Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le respondió: «¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no sabes lo que ha pasado allí estos días?». Él les dijo: «¿Qué?».
Ellos contestaron: «Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo; cómo lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él iba a liberar a Israel, pero, con todo esto, ya estamos en el tercer día desde que esto sucedió.
Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado, pues habiendo ido muy de mañana al sepulcro, y no habiendo encontrado su cuerpo, vinieron diciendo que incluso habían visto una aparición de ángeles, que dicen que está vivo. Algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él no lo vieron».
Entonces él les dijo: «¡Qué necios y torpes sois para creer lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto y entrara así en su gloria?». Y, comenzando por Moisés y siguiendo por todos los profetas, les explicó lo que se refería a él en todas las Escrituras. Llegaron cerca de la aldea adonde iban y él simuló que iba a seguir caminando; pero ellos lo apremiaron, diciendo: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída». Y entró para quedarse con ellos.
Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció de su vista.
Y se dijeron el uno al otro: «¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?».
Y, levantándose en aquel momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, que estaban diciendo: «Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón».
Y ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.

Lc 24,13-35

"La mort no podia retenir-lo captiu"

No és fàcil entendre plenament què és la Resurrecció. Els textos d’aquests diumenges ens hi van ajudant. A l’evangeli trobem l’escena deliciosa dels deixebles d’Emmaús: dos deixebles, desanimats: Nosaltres esperàvem... ara ja no esperen res, per això abandonen el grup del seus companys, tot i que hi ha indicis que alguna cosa ha passat en relació amb el cos de Jesús: Sí, però a ell no l’han vist pas. Volen veure Jesús. Però Jesús els acompanya i no se n’adonen, tot i sentir un neguit en el seu interior: No és veritat que els nostres cors s’abrusaven dins nostre mentre ens parlava pel camí i ens obria el sentit de les Escriptures? Aquest era el seu problema: no havien entès que el camí de Jesús havia de passar per la mort per arribar a la vida: No havia de patir tot això el Messies abans d’entrar en la seva glòria? Ara, amb l’ensenyament de Jesús i amb l’Eucaristia, descobreixen el Ressuscitat: Prengué el pa, digué la benedicció, el partí i els el donava. En aquell moment se’ls obriren els ulls i el reconegueren però ell desaparegué. Volien veure Jesús però quan descobreixen que és ell, Jesús desapareix. Ja en tenen prou; han experimentat la presència del Ressuscitat! I per això ara fan onze quilòmetres de retorn per a portar aquesta gran notícia als seus germans: Realment el Senyor ha ressuscitat! El Crist ressuscitat l‘han trobat en la Paraula de Déu, en l’Eucaristia, en l’acollida al germà: aquí descobreixen el Ressuscitat. Aquesta resurrecció és el que proclama Pere el dia de Pentecosta: Jesús de Natzaret Déu l’ha ressuscitat i l’ha alliberat dels llaços de la mort que de cap manera no podia retenir-lo captiu. Pau recorda que vam ser rescatats amb una sang preciosa, la de Crist. Per això demana: Vetlleu sobre la vostra conducta durant l’estada en aquest món. Creure en el Ressuscitat demana una fe profunda en ell, canviar l’estil de vida, refer la comunitat, escoltar la Paraula de Crist, acollir els germans, no tenir por de la mort, vençuda per sempre més, viure amb gran esperança; i compartir aquesta gran notícia amb els nostres germans.

Mn. Jaume Pedrós

Música Sacra

Con el nombre de Música Sacra agrupamos las obras musicales cristianas que a lo largo de la historia han creado los grandes compositores para destacar la obra de Dios. Nació en Europa en la Alta Edad Media con los ritos cristianos en el ámbito de las iglesias. Los antiguos cantos medievales dieron paso a las Misas y Cantatas del Barroco.

La época dorada de la música religiosa se inicia con los cantos gregorianos, alcanzan la mayoría de edad con Johann Sebastian Bach, continúa con Mozart y finaliza con las Misas de Beethoven. Mas tarde la musica sagrada deja de tener tanta importancia en la vida social y los compositores se acuerdan de ella excepcionalmente.

Glória de Vivaldi

Réquiem de Mozart Passió segons sant Joan. Bach
El Messies de Händel I El Messies de Händel II El Messies de Händel III
La Passió segons sant Mateu I La Passió segons sant Mateu II Messa da Réquiem de Verdi


 

  

 

 
 
 
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